Ramón Mendoza Torres
(1941 - 2008)

Nació el 30 de Septiembre de 1941, falleció el 10 de Enero de 2008.

Sus padres: Ramón Mendoza Márquez y Carmen Torres Olivas.

Fue el mayor de 8 hermanos: Ramón, María Esther, Juventino, Socorro, Carmen, Jacinto, Luis Alfonso y Olivia.

Su viuda: Evangelina Acosta Hernández (Chita).

Por la ideología de sus padres fue que él también se inclinó por la lucha social.

Nació en el Mineral de Dolores; sin embargo, por la necesidad de escolaridad se vinieron a Tres Ojitos cuando él tenía 6 años aproximadamente.

Como a los 22 años empezó a reunirse con los guerrilleros. Estaba cansado de que los caciques echaban fuera de los ranchos a los campesinos para quedarse con todo. Si no hacían caso, simplemente los mandaban matar.

Por su parte, desde el magisterio Miguel Quiñones y Arturo Gámiz se oponían a la pretensión gubernamental de cerrar las escuelas rurales. A la supresión de las becas estudiantiles y al cacicazgo del dirigente sindical de los maestros, que para entonces ya llevaba el mote de ¨Porfirito¨, porque se había hecho reelegir en el cargo durante 19 años.

En sus acciones de autodefensa, dejaban siempre libres y desarmados a los soldados capturados, después de un aleccionador sermón.

La sociedad maderense apoyaba abiertamente con alimentos y cobijas a los insurrectos.

Ellos eran agraristas y aunque en el campamento de aquel núcleo se estudiaba mucha economía, mucho movimiento revolucionario, y a Marx y a Lenin, ¨la ideología ya la traíamos cada uno de naturaleza” (Salvador Gaytán, 2000).

El 23 de Septiembre de 1965, a la edad de 24 años, él fue quien realizó el primer disparo, hacia el foco en el cuartel, que sería la señal para el inicio del ataque.

Ramón Mendoza y Lupe Scobell escaparon por entre las labores rumbo a Tres Ojitos y se escondieron en las tierras de su padre. Ahí su cuñado y su hermana María Esther les llevaron víveres. Solo ellos dos estaban enterados de los movimientos en que andaba su hermano. No el resto de la familia. En estos días había muchos militares cuidando el pueblo de Tres Ojitos, preguntando en las casas por ellos, pero nadie los delataba. Ellos se escondieron en el monte, en la barranca de Sírupa.

Aproximadamente 2 años después, venían de México él y Óscar González Eguiarte; ya en Chihuahua, alguien los delató: los detuvieron, los revisaron y al pensarse perdidos, Ramón Mendoza sacó su pistola y mató al comandante Torres Bailón. Salieron huyendo a la casa de Óscar, hasta donde los siguieron y los balacearon. Los soldados pensaron que lo habían matado, pero no. Hasta el día de su fallecimiento tuvo una bala incrustada en el pecho, que se observaba cada vez que le sacaban rayos ¨X¨. Nunca quiso que se la quitaran.

Ramón Mendoza Torres, es detenido junto con Óscar González Eguiarte. Duró 2 años preso en la Penitenciaría del Estado, luego lo envían a las Islas Marías, donde empieza a planear su fuga.

Consigue un compañero tabasqueño; por las noches elaboraban una canoa. Una noche se lanzan al mar. 5 días con sus 5 noches duran navegando. Cuando llegaron a la costa, después de 2 días sin beber agua y 5 sin comer, comieron unos cuantos granos de elote asado y se separaron.

Al mes que se escapó de las Islas Marías, llegó a Tres Ojitos.

Durante décadas, usó varias identidades. Muchos años vivió en los Estados Unidos hasta que 30 años después del Asalto al Cuartel, el Lic. Rubén Aguilar lo ayudó a que le quitaran los cargos. Entonces regresó a Madera, a su nombre verdadero y a su ganado.

Tenía rancho en “La Pitaya”, como a 1 hora de Dolores. El 10 de enero de 2008, allá le dio un infarto. Y por lo lejos del lugar, cuando llegaron aquí a la ayuda médica, ya nada se pudo hacer.

Su participación en la guerrilla la considera bien empleada: “No se crean que fue una revueltita chiquita. Estuvimos 14 en la acción del Cuartel, pero llegamos a ser un núcleo grande. Quisimos una reforma radical para las clases trabajadoras. En cuanto a la ideología y la preparación, yo no la tuve. No se necesitaba hablar tanto para ver las injusticias que estaban al claro. En esa primera pelea nos barrieron, pero con el tiempo la acción tuvo su resonancia. Tuvo sentido político. Y lo tiene, a pesar de todo” (Ramón Mendoza, 2000).

Información obtenida de entrevista con la Sra. María Esther Mendoza Torres.